martes, 26 de julio de 2011

Perú 37 (2011) Al caer la noche en la reserva

Remando con la puesta de sol. Foto: C. Aguilar
En los recorridos que haces por la reserva hay que estar atentos para que te de tiempo a llegar antes del anochecer a los puestos de los guardas donde se pasa la noche. Uno de los días nos habíamos entretenido viendo delfines y otros bichos y andábamos ya más tarde de lo previsto, de modo que acabamos remando con el ocaso reflejado en el agua. Con ese panorama me invadió una sensación de estar realmente en un sitio alejado de todo y nada menos que en la mítica cuenca del Amazonas. Remando en esa penumbra vimos acudir a un dormidero comunal a un buen número de garcillas verdosas (Butorides striatus) de las que aparecen dispersas a lo largo del día por las diferentes orillas. Y aunque en ese momento para esas garzas acabe el día, la noche es el comienzo de la actividad para otro buen número de especies de fauna. Así, tras la cena y si la noche era buena, teníamos la costumbre de salir remando con las linternas a ver lo que podíamos encontrar.


Cochlearius cochlearius Foto: César Aguilar
Una de esas especies que comienzan su actividad con la noche es el martinete cucharón (Cochlearius cochlearius). Se trata de una curiosa garza con un pico tremendo que dormía cerca de uno de los puestos de guardas, pero que durante el día era imposible localizar. Sin embargo al llegar la noche comentaban que la veían salir a pescar y recorrer las aguas superficiales cercanas. Y justo, puntual a su cita allí estaba, de modo que pude pasar un buen rato fotografiándola sin que los flashes de la cámara parecieran distraerla de su ocupación de localizar alguna presa en ese maná amazónico de peces. Pero uno de los “ases” que se guardaba Abraham en la manga para la noche, era localizar lagartos que es como llaman aquí a los caimanes (Caiman cocodrylus). Ya me había advertido que con aguas altas no eran fáciles de encontrar y de hecho no habíamos visto ninguno a lo largo de los días. Pero por la noche conocía donde encontrarlos. 



Caiman cocodrylus acechando. Foto: César Aguilar
Linterna en mano, fuimos foqueando desde la canoa todas las orillas hasta localizar dos pequeños reflejos rojizos sobre la superficie del agua.  Los reflejos eran bastante tenues y solo alguien que sabe lo que busca podía identificarlos como los ojos de un reptil. Luego, a medida que nos fuimos aproximando, la cosa cambió y los reflejos pasaron a ser algo identificable. Sobresaliendo de la superficie del agua estaban unos ojos dorados de pupila vertical acechantes. En esa posición los caimanes mantienen el cuerpo oculto bajo el agua, mientras ojos y narinas quedan emergidas en un mismo plano procurando dejarse ver lo menos posible. Esta disposición es una adaptación común a unos cuantos animales de vida acuática. Sucede lo mismo en otros vertebrados tan distantes de los caimanes como los hipopótamos que, igualmente pero por otras razones, permanecen largo tiempo sumergidos con los ojos y las fosas nasales fuera del agua. 
 


Abraham con un caimán. Foto: C. Aguilar
Pero volviendo al caimán no tardamos en poderlo ver de cuerpo entero. Con ayuda de la luz de la linterna fuimos acercándonos a él lentamente, hasta que Abraham pudo echarle la mano rápidamente y sacarlo del agua, el cazador cazado. Era un ejemplar pequeño, apenas un metro de largo que sino no habría habido ocasión de cogerlo, pero lo suficiente para intimidar con su dentadura. Unas fotos, vistazo detallado y de nuevo al agua con el susto metido en su sangre fría de reptil. Aun así no fueron estos los únicos animales que vimos aquellas noches. En las hojas de los árboles encontramos también unas curiosas ranas verdes completamente mimetizadas con las hojas de su entorno, de no ser por el color rojo de sus ojos. También pudimos ver varias especies de murciélagos sobrevolando la lámina de agua, una zarigüeya (Didelphis marsupialis) y hasta una especie de roedor arbóreo tipo rata pero con el morro chato parecido a las del género Dactylomis pero que no llegamos a identificar ni a fotografiar.

2 comentarios:

  1. ¡Qué hermoso blog de viajes!, deseando aportar con mi garnito de arena en pos del conocimiento de la realidad amazónica, es que deseo obsequiar mi novela de descarga gratuita:

    http://www.bubok.es/libros/207487/UN-SHAMAN-AMAZONICO-EN-EL-PRINCIPADO-DE-MONACO

    Arquímedes
    Iquitos-Perú

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Arquímedes, con esa naturaleza amazónica tan cautivadora hay material para hacer un buen blog, gracias por pasarte por aquí y aportar tus comentarios ... la novela tiene buena pinta, un saludo.

      Eliminar

Tus comentarios a las entradas siempre son bienvenidos, trataré de contestar a todos ellos.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...