martes, 29 de octubre de 2013

Aves desde un kayak en el río Ebro

Garza real, nido en el Ebro. César María Aguilar Gómez.
Hace un tiempo colgé en este blog tres entradas sobre lo que uno puede encontrarse en el río Ebro navegando con un kayak. Era literalmente un artículo que publiqué hace un par de años en la revista "Piedra de Rayo". En él hablaba sobre fauna, flora, molinos, barcas de paso y demás "descubrimientos" que me sorprendieron cuando decidí echarme al río con un kayak hinchable hace algunos años. A día de hoy he "progresado". Este verano he adquirido un kayak rígido de segunda mano que he comprado a los EbroNautas, un colectivo de piragüistas de Zaragoza con un propuesta de interpretación del patrimonio del río Ebro muy interesante. En mi caso, la verdad es que ya me cansé de secar el kayak hinchable tras cada salida, así que ahora me da menos pereza ir al río a dar una vuelta.



Águila pescadora en paso. César María Aguilar Gómez.
De mayo a octubre es un periodo estupendo para recorrer el Ebro y uno tiene ocasión de disfrutar un montón con la observación de aves. En el artículo de Piedra de Rayo ya hablé sobre la observación de garzas, martinetes, martines pescadores o milanos negros. En este entrada incluiré otras “historias” que me han ocurrido en el kayak desde entonces y que me apetece contar. Una de ellas fue durante una migración primaveral y tiene que ver con las águilas pescadoras. De mediados de marzo a mediados de mayo se produce el paso primaveral de esas aves que vienen de África y se dirigen a sus lugares de cría en Europa. En La Rioja hay pocos humedales donde verlas parar un rato, pero aún así es un paso regular. Se las ve en balsas, pantanos y sobre el propio cauce del río Ebro.  



Gabriel y la  garceta común predada. Gabriel Latorre
Si ver un ave así desde tierra ya es fascinante, imaginaros desde el agua. En aquella ocasión el ave estaba cerniéndose a cierta distancia hacia donde yo me dirigía. En situaciones así están tan atentas a la lámina de agua que no reparan en casi nada más. A unos cien metros de mí el ave hizo un par de picados al agua. Fue espectacular. Otra de las situaciones “de documental” fue un día en que, con mi amigo Gabriel, vimos salir volando de la orilla un halcón peregrino con una gran presa blanca entre las patas. Un poco más adelante, el ave soltó la presa en la orilla y pudimos ver de qué se trataba. Era una garceta común que debía haber atrapado un poco antes. No habría imaginado a un halcón cazando garcetas, pero ahí estaba la prueba. 




Búho real nacido junto al río. C.M. Aguilar Gómez.
Hay que decir que el halcón tenía un tamaño algo más grande y más claro que los que se ven por la zona, la subespecie brookei. Dadas las fechas de comienzo de otoño, es probable que fuera un bicho venido del centro o norte de Europa de la ssp calidus que tienen esas características. Pero los cortados de arcilla y yesos junto al Ebro ofrecen más sorpresas de rapaces, y no todas diurnas. Así fue con un par de pollos volantones de búho real que pude ver este mismo verano en un talud pequeñísimo. Los dos pollos ya estaban emplumados pero aún eran cebados en el nido. Hay que decir que en esa ocasión los búhos reales estaban en un talud de tierra donde debieron criar, pero últimamente he visto búhos reales en varias ocasiones sobre los chopos. Y en sitios con cortados moderadamente lejanos



Garcilla bueyera desnutrida. César María Aguilar Gómez.
Pienso que, en la expansión la especie, los búhos pueden estar empezando a utilizar también nidos y plataformas de otras aves en los árboles en las riberas. Algo así ya ocurrió en Doñana donde los búhos reales no tienen cortados para criar y entraron de forma natural a la zona hace algunos años de esa forma. Siguiendo con anécdotas de aves, en dos ocasiones en los últimos años me he encontrado aves al final de verano realmente en apuros. Una fue una garcilla bueyera que, posada sobre una rama en la orilla, no huía al aproximarme. El animal estaba tan sumamente debilitado por inanición que se dejó incluso echar mano. Tenía poco futuro. Lo cogí y llevé en mi recorrido, por más de una hora, metido en la bañera del kayak con idea de ingresarlo en el Centro de Recuperación de Aves Silvestres de La Fombera.


Papamos cerrojillo listo para soltar. C.M. Aguilar Gómez.
Desafortunadamente murió en el viaje en coche hacia allí. A veces el debilitamiento que tienen es tal que no les quedan más que unas horas de vida. Pero no siempre ocurre así. A finales de este agosto, coincidiendo con el paso de papamoscas cerrojillos, pude ver en medio del cauce un ave boca abajo y con las alas abiertas flotando. Por su escaso peso y debido a la tensión superficial del agua no se hundía. Pensando que ya estaría muerto me acerqué a verlo pero aún respiraba. Lo cogí, lo sequé y lo metí en una bolsa entreabierta en la bañera del kayak. En media hora ya estaba removiéndose. Lo tuve unos pocos días en casa alimentándole con gusanos de la harina a marchas forzadas y así tuvo una segunda oportunidad para continuar su migración.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Solo para gigantes (Libro)

Solo para gigantes
Gabi Martínez
ISBN:978-84-204-0765-4

(Biblioteca Pública de La Rioja  820-3 MAR sol)


La historia de Jordi Magrener no parece real, más bien parece el guión de una novela que estuviera a medio camino entre los géneros de aventuras, viajes y novela negra. Gabi Martínez indagó sobre su vida para escribir este libro, e incluso puso en peligro la suya en un viaje al conflictivo Pakistán para documentarse. No en vano, además de este libro se ha hecho un cómic y dicen que hay quién está pensando en una película. Jordi amplió los límites de su existencia. Partiendo de las barriadas conflictivas de la ciudad francesa donde nació, dirigió su mirada hacia las regiones más inexploradas del Hindu Kush en Pakistán y persiguió sus sueños. Hijo de emigrantes valencianos se obsesionó con la zoología y, llegado un momento, también con la existencia del yeti, al que un libro que leyó atribuyó la posibilidad de que fuera en realidad un reducto de neardentales que no llegaran a extinguirse por completo y que habrían podido sobrevivir en la compleja e inaccesible orografía de bosques del Asia central. Él lo creyó a pies juntillas.




A su interés por la zoología se unió su fascinación por los kalash de Pakistán, un grupo étnico del que se dice que son descendientes de una falange militar de Alejandro Magno que avanzó hacia allí en su incursión hacia Asia. Griegos por tanto. Sus rasgos son más occidentales que asiáticos y no son raras las personas de piel y ojos claros. Cierto o no, los kalash son una etnia con cultos paganos que producen vino y que están rodeados de musulmanes por todas partes, y no precisamente de islamistas moderados. En los últimos años por allí se forjaron los talibanes. 


La cultura kalash está cercada y en retroceso y no solo interesó a Jordi. Hace ya muchos años Juan Gabriel Pallarés viajó allí solo para conocer a los que viven en Afganistán, los kafires, dejando un magnífico libro que ya reseñé en el blog "Viaje al país de los kafires". Jordi persiguió sus sueños y buscó durante años al yeti, en ocasiones con el apoyo de antropólogos franceses, dió conferencias por Francia, fue objeto de documentales y se llegó a integrar en la comunidad kalash. Pero también fue un personaje muy contradictorio, conflictivo, de ideología ultraderechista y con zonas oscuras en su vida personal. Un buen día apareció degollado en su casa de Pakistán. Este libro es el relato de su vida.

domingo, 13 de octubre de 2013

Esnórquel de agua dulce en ríos de La Rioja

Pez fraile Salaria fluviatilis. César María Aguilar Gómez
Hace tiempo que cada vez que voy a la playa en verano paso más tiempo haciendo esnórquel que en la propia arena. Sin embargo, hasta el año pasado no me puse a fotografiar lo que veía por ahí abajo. Sin la ayuda de las fotos, no siempre es fácil identificar las especies que ves ni retener en la memoria los detalles que necesitas para buscar en las guías. Ahora que ya hay carcasas para muchas cámaras compactas, la fotografía se ha convertido en una gran ayuda. Pero en realidad el mar me queda un poco lejos de casa, el Cantábrico está bien para un fin de semana y al Mediterráneo solo acudo de año en año en algunas vacaciones veraniegas. Así, apenas son unos pocos días al año los que tengo ocasión de hacer fotos de fauna marina.




De izquierda a derecha tres especies: Salmo trutta,
Achondostroma arcasii y Barbus haasi
Otro rato prepararé una entrada del blog con algunos de mis "descubrimientos" del Cantábrico, pero hoy la entrada va de los de agua dulce. Y es que también podemos hacer esnórquel en agua dulce, no es lo mismo lo se, pero tiene su encanto aunque hay que elegir bien los tramos para tener algo de éxito. Así, probé el verano pasado en varios lugares del río Tirón con la idea de fotografiar al pez fraile (Salaria fluviatilis), una especie bastante escasa e incluida en el catálogo de La Rioja de especies amenazadas. Y tuve suerte. Desde entonces he perfeccionado algo la técnica y para tener buena visibilidad para las fotos he comprobado que hay que elegir tramos con pocos sólidos en suspensión y a poder ser muy superficiales.





Trucha Salmo trutta. César María Aguilar Gómez.
De ese modo la mitad de las veces te encuentras haciendo esnórquel empanzado en un remanso somero. En otras ocasiones es en una pequeña poza al final del estiaje. Entiendo que puede resultar un tanto friki aparecer por medio del río con el neopreno puesto, las gafas y el tubo en pleno verano y, encima la mayoría de las veces mirando charcos donde cubre por encima de la pantorrilla como mucho. Pero superado el miedo al ridículo, si das con tramos interesante, la cosa compensa. Los peces más agradecidos para esta modalidad de agua dulce, son aquellos que no tienen vejiga natatoria y por ello tienen que apoyarse en el sustrato, los peces bentónicos o epibentónicos.




Lamprehuelas Cobitis calderoni. C.M. Aguilar Gómez.
Con esas especies, la observación y su fotografía es más fácil, por la sencilla razón de que se mueven menos. Aunque según te metes al agua todos los peces huyen al verte, si esperas lo suficiente con un poco de paciencia muchos de ellos hasta regresan a curiosear. Para entonces ya tengo lista la cámara con las opciones de macro y preparado para retratarlos. Ocurre así con peces fraile y lamprehuelas (Cobitis calderoni) que se quedan quietas. No así con otros como truchas (Salmo trutta), barbos colirrojos (Barbus haasi),  piscardos (Phoxinus bigerri) o bermejuelas (Achondostroma arcasii), especies todas que he logrado ver y fotografiar de esta manera.





Natrix maura al acecho. César María Aguilar Gómez
Decir que para este tipo de fotografía no uso ningún equipo complicado me vale con una cámara compacta PowerShot S95 con una carcasa de buceo específica para el modelo. Lo cierto es que bajo el agua las condiciones para la fotografía no son fáciles y es cuestión de probar y tirar muchas. Los bichos siempre están en movimiento y tu tampoco te estás quieto debido a las corrientes. Por otra parte la turbidez del agua te impide usar el flash, con lo que has de tirar con luz natural. Las fotos que dejo en esta entrada son de algunas de las especies que he podido fotografiar en el río Tirón. Y no solo peces, también se ven varias especies de caracolillos, cangrejos, renacuajos y hasta culebras viperinas (Natrix maura) al acecho bajo el agua.

viernes, 4 de octubre de 2013

Un rayo de luz en los Andes 2

Kuélap, donde recogí la historia. C.M. Aguilar Gómez.
La supervivencia de dos gemelos en un parto debía ser algo inusual, así que uno de ellos había tenido la gran suerte de haber sobrevivido y a ese gemelo afortunado es al que se dirigían los rayos si tenían ocasión. Pero como no había manera de saber cual de los dos era,  cuando empezaba una tormenta había que poner a ambos a resguardo … por si acaso. Según estas creencias otro tipo de personas afortunadas en la vida eran aquellas que durante el parto habían nacido con los pies por delante, en vez de con la cabeza como la mayoría. Si nacieron vivos en un parto tan difícil es que tuvieron una suerte especial. Así que el rayo, que todo debe saberlo, ¡zas! … los fulminará si tiene la más mínima ocasión.



Bosques Dpto Amazonas. César María Aguilar Gómez.
Le comento a Carlos que eso de ser tener un hermano gemelo, es fácil de saber y por tanto se puede ser precavido cuando hay una tormenta, pero ¿y lo de haber nacido de pie? ¿cómo saber si a uno le va buscar el rayo por ese motivo?. Muy fácil, según me dice todos los que nacieron con los pies por delante tienen dos coronas. Vaya, creo que aún me ha liado más, así que le pregunto a qué se refiere con lo de las coronas. Llama corona a la depresión del cogote de donde nace el remolino de pelo, según él hay quien tiene dos de esos remolinos en vez de uno en la cabeza y eso indica que se ha nacido de pie. Por si no me lo creo me muestra directamente su caso, él tiene dos coronas y según le contó su madre nació con los pies por delante, no hay duda, no falla. 


Cruzando la puerta de Kuélap. Foto: Jéssica Sánchez.
La verdad es que no había oído nunca hablar de las coronas esas, pero rápidamente comprendo que junto a él me encuentro tan vulnerable a los rayos como subido al campanario de una iglesia en plena tormenta. Miro hacia arriba y el cielo sigue encapotado como durante toda la visita. Aunque he tenido que ponerme el chubasquero un par de veces, la lluvia es fina y el día desapacible, pero no de tormenta eléctrica, pero quién sabe. Carlos me ha regalado un bonita historia, pero ahora sabiendo lo de sus dos coronas, al despedirme no me queda otra que desearle buena suerte los días de tormenta. Desde luego, no se si también por sus dos coronas, pero al menos por sus conocimientos pude comprobar que Carlos era realmente “oro”.


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