domingo, 27 de julio de 2014

Naturaleza viaje transahariano en Radio Euskadi

Río Niger en Mopti (Mali). César María Aguilar Gómez.
El 21 de abril estuve hablando con Roge Blasco sobre el viaje transahariano en furgoneta hasta Burkina Faso que hice el pasado diciembre de 2013 y enero 2014 .  Fue en su programa “Levando anclas" que emite los domingos de 22:00 a 24:00 h en Radio Euskadi. Como en anteriores viajes de los que hemos hablado (Perú1, Perú2, Sri Lanka, Sudáfrica, Siberia-Mongolia) también en esta ocasión he destacado algunos de los aspectos naturales de los sitios recorridos. En la conversación también estuvo Raquel Barrio, una de las dos amigas con las que compartí el trayecto, que además es una de las organizadoras de los raids transahara que hacen dos veces al año a países del África Occidental como Burkina Faso y Mali. 




En esta ocasión no fue uno de los raid que organiza, sino un viaje con Nines Cejudo de la asociación Angata para comprar artesanía en el África Occidental. Me acoplé a su viaje a última hora y fue una buena decisión. En las siguientes semanas iré desgranando las etapas de ese viaje en varias entradas con especial detalle a las cuestiones del paisaje y de la naturaleza de la ruta.  Aquí os dejo un enlace al podcast del programa de Roge Blasco del 21 de abril con el minutaje de la conversación dentro del archivo.

Audio Programa “Levando anclas” Radio Euskadi  21 de abril 2014
(00:02:30-00:26:35)

viernes, 18 de julio de 2014

Buscando tejoneras, I Sondeo Ibérico de la SECEM

Ilustraciones de posturas de tejón. Michael Clark
Los pasados meses de mayo y junio aproveché para hacer algunas de las salidas comprometidas con el I Sondeo Ibérico de Tejoneras de la Sociedad Española de Estudio y Conservación de los Mamíferos (SECEM). La especie es realmente atractiva y aún me pregunto muchas veces cómo un bicho de semejante tamaño ha sido capaz de mantenerse en un medio natural tan intervenido como el actual. Es un auténtico superviviente. Lo pienso cada vez que veo una de sus huellas en algún camino embarrado. Es increíble que un mamífero, con el aspecto de un oso en miniatura y huellas de plantígrado, ande todas las noches por los caminos de zonas agrícolas, riberas y bosques de nuestro entorno cercano.



Tejón (Meles meles) atropellado. C.M. Aguilar Gómez.
Y a pesar de que tiene un amplia distribución, y que frecuenta sitios humanizados, no es fácil de observar. Ni siquiera en situaciones crepusculares como ocurre con otros mamíferos de hábitos nocturnos. En condiciones naturales tan solo he tenido ocasión de verlo en atropellos. Entonces te sorprendes de que algo así pueda pasar tan inadvertido. Bueno, en realidad lo he visto en varias ocasiones más trotando por la noche en el límite de la luz de los faros del coche. Pero eso no cuenta, en tales ocasiones solo logras ver un culo al final de un camino trotando, es emocionante pero has de imaginar más de lo que ves. Parte del éxito de la especie parece ser su flexibilidad alimenticia y social.



Letrina de tejón con excrementos. C.M. Aguilar Gómez.
En el Reino Unido y centro de Europa, donde la especie ha sido objeto de un gran número de estudios, muchas veces ha sido considerado como un especialista en el consumo de lombrices. Ese es un recurso abundante y nutritivo en suelos de esa parte de Europa, también en las regiones más húmedas del norte de la Península Ibérica, pero ¿qué pasa en los restantes ambientes mediterráneos y secos? En ellos también está presente. Hasta hace una década se sabía poco de su ecología en esos lugares, ahora sabemos que en nuestras latitudes tiene gran importancia el consumo de conejos. Al menos cuando están disponibles. Eso permite al tejón ocupar zonas de valle y monte bajo.




Tejonera abandonada. César María Aguilar Gómez.
Pero al parecer lo que le hace exitoso es la variedad de estrategias de alimentación que adopta. Los tejones parece dispuestos a consumir todo lo que el medio les ofrezca de forma muy versatil, así, frutos e insectos, son un buen recurso en muchas poblaciones especialmente las mediterráneas. También, fuera del contexto de alta densidad del Reino Unido, su sociabilidad es más flexible de lo que antes se pensaba. Aunque los tejones viven en clanes familiares en un estado evolutivo de sociabilidad e interacción menos desarrollado que en otros mamíferos sociales, también existen animales solitarios. Para el sondeo ibérico que se está realizando este año son las tejoneras el indicio más adecuado para estudiar su abundancia.



Cría de tejón atropellada. César María Aguilar Gómez.
Siempre que te pones a trabajar con una especie nueva has de actualizarte sobre su ecología para saber hallar lo que buscas. En este caso las tejoneras, que no es tan sencillo como huellas o letrinas. En la primera de las dos cuadrículas 10x10 Km no hallé ni una sola en los 10 recorridos de 500 m establecido. Pero lo compensé con la segunda cuadrícula. Ese resultado negativo lo atribuyo, en parte, a un suelo pedregoso malo de excavar y al denso ambiente forestal. En los montes cerrados las tejoneras pueden estar en cualquier sitio y es más dificil dar con ellas. Distinto ha sido en la segunda cuadrícula, con campos de cereal, parches de matorral y bosque en taludes. Allí ya di con varias bocas de tejoneras, aunque inactivas. En ese territorio hasta llegué a encontrar una cría de tejón, pero atropellada en un camino de tierra... que ya es mala suerte.

viernes, 11 de julio de 2014

Por las Conchas de Haro en kayak 2

Estratos curvados en Haro. César María Aguilar Gómez.
El lugar estrella del recorrido por el Ebro en La Rioja Alta eran las Conchas de Haro, unos escarpes rocosos por los que se abre paso el río. Muchas veces los he visto desde la orilla y siempre pensé que cruzarlos por el agua tenía que ser algo especial. Su forma es realmente singular. Los estratos calizos de las Conchas de Haro están completamente verticales y con su forma realizan una curvatura tal que le han dado su nombre popular. En el transcurso del río Ebro este lugar es singular, es algo así como una puerta de entrada a La Rioja según llegas de la llanada alavesa. Su posición estratégica no pasó desapercibida a ninguno de los pueblos que, desde antiguo, han transitado por el valle del Ebro.




Paso por las Conchas de Haro. C.M. Aguilar Gómez.
En la parte alta de todo el cinturón calizo de la sierra de Obarenes hay pequeños restos de fortificaciones que pocos visitan. Eso queda muy lejos de la mirada del río, pero no un yacimiento que hay en la misma base de las Conchas. Se trata del yacimiento denominado Castro de Buradón. Su existencia se conocía por documentación escrita pero no fue excavado hasta la década de los años noventa. Fue a consecuencia de la mejora de la carretera N-232 cuando se construyó el túnel que ahora atraviesa las Conchas . Antes la carretera bordeaba las rocas, un vial que quedó aislado y sin un acceso facil. Tenía ganas de ver ese yacimiento pues desde la carretera no es sencillo llegar.




Escaleras en la roca bajo el castro. C.M. Aguilar Gómez.
Desde el agua localizamos el sitio del castro por una especie de embarcadero de roca que hay a sus pies. Aprovechando los estratos de la roca natural vimos algo así como unos escalones tallados. A unos 100 metros más arriba estaba el recinto vallado. Estos embarcaderos de piedra los he visto en más lugares del Ebro junto a edificaciones tipo molinos y son realmente sugerentes. Ahora están abandonados entre los sauces y las zarzas, y parecen poca cosa, pero es cuestión de imaginar la actividad que debieron tener en su época. El Ebro está lleno de historias de las que apenas quedan restos que las traigan al recuerdo.





Yacimiento del Castro de Buradón. C.M. Aguilar Gómez.
En el yacimiento del Castro de Buradón está vallado y no se puede acceder a él, así que vimos poco desde fuera. Como sucede cuando no están interpretados, son poco más que un montón de piedras y vegetación espontánea cubriéndolo todo. Pero afortunadamente sabemos lo que fue por el estudio que hicieron en los años noventa.  En ese lugar se ha documentado una ocupación humana continua desde el final de la Edad del Bronce hasta avanzada la Edad Media. Lo más aparente físicamente es siempre lo último, así que los restos más visibles son los de una ermita y una necrópolis medieval.




 

Puente medieval del Briñas. César María Aguilar Gómez.
Tras una visita al yacimiento continuamos nuestro recorrido por el río Ebro hasta Briñas. Antes de llegar a la población pasamos bajo un precioso puente medieval. Últimamente luce expléndido con la restauración que le ha limpiado la cara. La localidad de Briñas, a pie del río, tiene también unas vistas espectaculares desde el agua. La lástima es la degradación de todo este entorno natural desde que autorizaron la minicentral aguas abajo de la población de Briñas. El recrecimiento del río causó la seca de muchos de los árboles de ribera que había y, aunque los sotos se regeneran rápidamente, aún puede verse por allí todo el rastro de árboles secos por la inundación.

viernes, 4 de julio de 2014

Por las Conchas de Haro en kayak 1

Rápidos en el río Zadorra. César María Aguilar Gómez.
El primero de los recorridos de esta primavera ha sido un tramo desde Miranda de Ebro a la localidad riojana de Briñas. De camino, las Conchas de Haro. En esta ocasión me han acompañado Carlos Álvarez y Daniel García. El tramo es sobresaliente en lo natural y no menos en aspectos culturales e históricos. Y es que el Ebro es un río con mucha historia, aunque no siempre es sencillo sentirla a pie de kayak. También ha sido uno de los tramos más “bravos” que yo he recorrido con mi kayak de travesía, menos mal que íbamos en “cuadrilla” para animarnos. En el Zadorra pasamos zonas con pequeños rápidos y algunos tramos del Ebro en La Rioja Alta eran más “movidos” de lo que yo acostumbro a ver aguas abajo.




Nuphar lutea en el Zadorra. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
En este tramo del río Ebro no estamos hablando de aguas bravas, ¡ni mucho menos! Sin embargo, son frecuentes las zonas con lajas de roca superficiales y sobre ellas se forman animados rápidos y saltos de agua. Empezamos el recorrido en el río Zadorra por una cuestión de accesos. Entrar en las orillas del Ebro antes de las Conchas de Haro no parecía fácil, así que acabamos con los kayak sobre el Zadorra en un puente cerca de la población de Miranda de Ebro. Ese río me encantó. Fue la primera vez que he visto desde el kayak tramos con nenúfares (Nuphar lutea).





Cruzando troncos en el Zadorra. C.M. Aguilar Gómez.
Los nenúfares son bastantes escasos en La Rioja, necesitan un tipo de aguas limpias y tranquilas que se dan el Zadorra pero que no en el curso del Ebro. Tampoco en otros cauces riojanos. Otra especie que salió a recibirnos a las orillas del Zadorra fueron los lirios amarillos (Iris pseudacorus), también escasos en La Rioja. Así que todo un estallido de color y novedad en los primeros tramos de la ribera. En cuanto al avance por el río, en varias ocasiones nos cruzamos con árboles caídos cerrando el paso de lado a lado. En esas ocasiones tuvimos que saltarlos  al “estilo amazónico”. Luego, ya en el Ebro, el paisaje cambió y encontramos tramos de aguas tranquilas con nubes de pelusas.




Ebro con los Obarenes de fondo. C.M. Aguilar Gómez.
El sol, las pelusas cayendo como una nevada , el reflejo de la luz  en el agua… todo creaba el ambiente de una ensoñación psicodélica. En el primer tramo del Ebro contamos además con la dorsal de los montes Obarenes como telón de fondo. Pocas veces desde el Ebro he tenido la visión de una cordillera tan cerca. Un precioso monte con densa vegetación mediterránea. Como en otros recorridos de primavera, garzas y milanos negros abundaban en el río. En esta ocasión eran garzas reales y martinetes, estos últimos en mayor número que los que veo de habitual en tramos más bajos del Ebro.






Paloma desplumada por milano. C.M. Aguilar Gómez.
Mientras paleábamos, hubo una especie de ave que yo no había visto asociada a los sotos, la paloma bravía o doméstica. A diferencia de las palomas torcaces, que salían volando rápidas del arbolado, las bravías aguantaban entre la vegetación del talud al paso del kayak. Me resultó chocante. Pero lo fue más cuando Daniel vio a un milano con un ave entre las patas que soltó de un susto a su paso. Fuimos a ver qué era. Resultó ser una de esas palomas bravías completamente pelada y a punto de ser llevada a los pollos del nido. Allí se la dejamos y, a buen seguro que no tardaría mucho en volver a por ella.




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