miércoles, 14 de diciembre de 2016

Marruecos 4 (2008) Al sur del Anti-Atlas por la carretera de Akka


Plana sabanoide cerca de Icht. C.M. Aguilar Gómez.
El Anti-Atlas es una cordillera que, partiendo de la costa Atlántica, se adentra con relieves moderados en diagonal hacia noreste. Al sur hay una carretera asfaltada que recorre, más o menos paralela, su alineación salvando los continuos y duros relieves de roca que atraviesa el paisaje. 

Entre las dorsales de roca se sitúan valles arenosos y oueds, el nombre que reciben los cauces estacionales de agua. En esta zona el mediterráneo queda atrás y también la vegetación de transición de los bosques de arganes. Comienza la influencia sahariana.





Especie de vegetación típica. C.M. Aguilar Gómez.
En los oueds y alrededor de las poblaciones son típicas las extensiones de palmera datilífera (Phoenix dactylifera), a modo de oasis, donde son comunes los bulbules y los colirrojos diademados. Pero lo que más no llamó la atención fueron los paisajes sabanoides con acacias (Acacia raddiana). 

Cerca de Icht encontramos una de estas zonas que nos gustó más que el resto, así que nos dedicamos a deambular por allí. Luego a la largo de la carretera pararíamos en otras más pero esta tenía una vegetación más "exhuberante". Recuerdan, en cierto modo, a las sabanas del este de África, solo que sin grandes mamíferos y con rebaños de dromedarios.






Alondra ibis (Alaemon alaudipes). Javier Álvarez
Entre los arbustos se encontraba Withania adpressa un arbusto de porte denso de la familia de las solanáceas. También una quenopodiácea como Hammada scoparia o una asclepiadácea como Pergularia tomentosa. 

Entre los suelos arenosos se encontraba la Urginea noctiflora, una herbácea de la familia de los jacintos, que desplegaba su hojas en tirabuzón formando curiosas sombras con las primeras horas de la mañana. Como ocurre en otras zonas del sur de Marruecos, muchas de las especies de flora estaban ya en floración a finales de diciembre.





Mesalina anteojos (Mesalina guttulata). Javier Alvarez.
Otro de los atractivos de la zona son las aves desérticas, por las que muchos ornitólogos hacen su viaje a Marruecos. Por allí estuvimos viendo especies como la alondra ibis (Alaemon alaudipes), la terrera sahariana (Ammomanes desertii), la collalba negra de Brehm (Oenanthe leucopyga), el camachuelo trompero (Bucanetes githagineus) o la curruca de Tristam (Sylvia deserticola). 

Y si en un viaje viene Javier Álvarez tampoco faltarán observaciones de reptiles y a poco que buscó, dio con varias especies como la lagartija rugosa (Acanthodactylus boskianus) o la preciosa mesalina de Anteojos (Mesalina guttulata) con sus fosas nasales elevadas.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Marruecos 3 (2008) En busca de los dragos del Anti-Atlas

Montañas habitadas del Anti-Atlas. C.M. Aguilar Gómez
En 1997 Abdelmalek Benabid y Fabrice Cuzin publicaron el hallazgo de una población relicta de dragos (Dracaena draco) al sur de Marruecos. La nueva población se localizaba en la parte occidental del Anti-Atlas, una singular cordillera de media montaña que me había llamado la atención al preparar viajes anteriores al país.

Hasta el hallazgo de la población marroquí se creía que el drago solo estaba presente  en algunas islas de Macaronesia (Canarias, Cabo Verde y Madeira). Y aún hoy esa sigue siendo la única población de la especie fuera de islas Esa fue la excusa para acercarnos hasta esos montes en nuestro viaje.




Paisajes de arganes Anti-Atlas. C.M. Aguilar Gómez.
El Anti-Atlas viene a ser la frontera entre el mundo mediterráneo y el sahariano así que es un lugar singular.  El paisaje de roca descarnado está cubierto por formaciones abiertas de arganes (Argania spinosa) y cardones (Euphorbia echinus), pero más al sur ya empiezan las acacias y las palmeras.

En los bancales de sus pueblos aún puedes encontrar almendros, algarrobos, viñas e higueras. Es la distribución más al sur de esas plantas mediterráneas en África. Pero desde el punto de vista botánico el Anti-Atlas está poco estudiado y por ello fue posible una noticia tan inesperada, para finales del siglo XX, como la de Benabid y Cuzin.



Señalización en el Anti-Atlas. C.M. Aguilar Gómez.
Los dragos de esta población se describieron como una subespecie nueva llamada ajgal, aludiendo al nombre que le dan los locales que conocían bien el árbol. Si antes no se habían hallado era porque crecen en grietas de paredones rocosos entre los 400 y los 1400 metros.

Para localizarlos contaba con vagas referencias geográficas del enclave. Estudié los topónimos en unos mapas poco detallados que conseguí por internet y me hice una vaga idea de por dónde buscar. Con nuestros telescopios pensé que no sería difícil dar con ellos "barriendo" los cortados y convencí a Javier y Leandro para intentarlo. Era un ingenuo.




Cortados con población de dragos. C.M. Aguilar Gómez
La aproximación al valle de Oumarhuz, donde debían estar los dragos, no resultó fácil. En los mapas 1:25o.000 solo aparecían unas pocas aldeas de las numerosas que hay diseminadas por la montaña. Tomar referencias era difícil. Por suerte a casi todas ellas llegan pistas de tierra.

Tras un día recorriendo pistas entre laderas de arganes y roquedos, ni siquiera sabíamos si estábamos en el valle de Oumarhuz. Los escasos carteles que vimos estaban en árabe, así que era como buscar una aguja en un pajar.
En una aldea un maestro de escuela entendió lo que buscábamos y nos dirigió hacia una pista que escalaba las montañas hasta alcanzar unos 1000 metros de altura.



Dragos encaramados al cortado. Javier Álvarez.
Según nos dijo el maestro, debíamos buscar más alto de lo que lo hacíamos e internarnos más en las montañas. Así llegamos hasta una pista donde, agotados, nos plantamos... pensamos que la búsqueda se nos estaba yendo de las manos. Fue entonces cuando salió a nuestro encuentro un hombre de un pequeño caserío y nos indicó que sí que estábamos en el sito correcto. Realmente fue casualidad.

Caminamos con él durante media hora por laderas de roca hasta el borde de un enorme barranco. Al otro lado, estaban los dragos. Nunca una hallazgo me resultó más reconfortante. Allí estaban con la luz de la tarde, cientos de dragos encaramados al cortado, en el único sitio a salvo de las cabras de estos pueblos de pastores bereberes.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Marruecos 2 (2008) El parque nacional Souss Massa

Huertas orillas del río Massa. C.M. Aguilar Gómez.
Tras la observación de los ibis eremitas en Tamri nos dirigimos hacia la población de Massa, al sur de Agadir. Esta es una de las entradas al parque nacional Souss-Massa un espacio protegido de los más antiguos del país que se extiende a lo largo de una franja de costa atlántica de 73 kilómetros.

Entre los hábitat del parque se incluyen los acantilados donde crían los ibis eremitas, páramos desérticos y los humedales que se forman en las desembocaduras de los ríos Souss y Massa.  Los humedades litorales de Marruecos son de gran interés en los pasos migratorios y durante la invernada, cuando recogen un gran número de aves europeas.




Colirrojo (Phoenicurus moussieri). Javier Álvarez.
Una vez en Massa fuimos a la pequeña población de Sidi Binnzarene que es como un pequeño oasis por el verdor que le proporciona la proximidad del río Massa.  En compañía de uno de los guías ornitológicos locales recorrimos sus huertos, palmerales, orlas palustres y algunas de las pequeñas lagunas.  

SEO/Birdlife ha trabajado durante un tiempo en la formación de guías ornitológicos como forma de poner en valor el parque y dar oportunidades a los lugareños. Es bueno que los locales vean que la conservación también repercute en sus gentes, así que apoyamos esa opción.


  

Buscando galápagos. Foto: Leandro Arroyo.
Por allí vimos garcillas cangrejeras (Ardeola ralloides), moritos (Plegadis falcinellus), cercetas pardillas (Marmaronetta angustirostris) y porrones pardos (Aythya nyroca).  Los huertos y zonas cultivadas son lugares para disfrutar de pequeñas aves características de los oasis y palmerales marroquíes como el colorido colirrojo diademado (Phoenicurus moussieri) o melodioso y abundante bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus). 

Andando las orillas de las lagunas pronto dimos con otro habitante común de estos humedales-oasis, varios ejemplares de galápago leproso (Mauremys leprosa) algunos de ellos bastante a mano.



Galápago leproso (Mauremys leproso). Leandro Arroyo.
Entre las huellas del fango dimos otro de los habitantes del lugar, allí estaban las características pisadas del meloncillo (Herpestes ichneumon), la mangosta que tenemos en la península Ibérica pero que en este lugar africano está más en su lugar.

Acabamos el día buscando en las dunas y páramos esteparios encima de la población de Sidi Binnzarene el esquivo corredor sahariano (Cursorius cursor) que, de no ser por la compañía del guía, habría sido difícil de localizar entre tanto hábitat aparentemente igual.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Marruecos 1 (2008) Un recorrido al sur de Marrakecht

Acantilados atlánticos norte Tamri. C.M. Aguilar Gómez
Ya hace casi diez años de la última vez que viajé por Marruecos. Anterior a esa ocasión lo visité otras tres veces (1996, 2002, 2005) y más recientemente lo atravesé, de norte a sur, en 2013 en un viaje transahariano hacia Burkina Faso sin parar demasiado. Recupero ahora un viaje de 2008 que hice antes de comenzar a escribir este blog. El viaje lo realicé con dos buenos amigos del Grupo Ornitológico de La Rioja (GOR), Javier Álvarez y Leandro Arroyo. En aquella ocasión volamos a Marrakecht a finales del mes de diciembre y alquilamos un coche para hacer un recorrido circular por el sur del país de una semana.





Recorrido sur de Marruecos Diciembre-Enero 2008.
El entorno de Agadir, en la costa atlántica del sur de Marruecos, fue la primera parada. La zona cuenta con escarpados acantilados y playas de arena fina que atraen a muchos turistas europeos. También un mar agitado que es una meca para los surferos en busca de olas.

Pero el principal atractivo para los ornitólogos en esas costas es la observación de un ave sumamente rara, el ibis eremita (Geronticus eremita). En los acantilados costeros del parque nacional Souss Massa se encuentra una de las escasas colonias de esta especie catalogada en peligro crítico a nivel mundial.
 




Ibis eremita (Geronticus eremita). Leandro Arroyo.
Toda la población de ibis eremita en libertad llega apenas al medio millar de aves y en esta zona de Marruecos se encuentra el 95% de esa población. Fuera de aquí, existe una pequeña población natural con algunos ejemplares en situación incierta en Siria y una colonia en semilibertad en Turquía (Bireçik), colonia que visité en 2008 durante otro viaje por ese país con otros amigos del GOR .

Pese a su escasez, los ibis eremitas no son difíciles de ver. El entorno de Tamri es el sitio adecuado. Allí encontramos algunos ejemplares comiendo en unas fincas arenosas cerca de la localidad. Sorprende que, con lo amenazada que está la especie, los ejemplares se muestren tan confiados.



Floración en diciembre. Fotos: C.M. Aguilar Gómez.
Al atractivo de estas aves se une, en un paisaje tan pintoresco del sur de Marruecos,  el de la propia floración de la vegetación desértica que, a esas latitudes, se produce mayormente en invierno. Así ocurre en la zona costera donde existe una mayor humedad por la influencia marina. 

Entre los matorrales costeros hay varias especies que llaman la atención por su gran porte. Entre ellos están los de Euphorbia regis-jubae, las retamas morunas (Retama raetam) o, en el borde de los acantilados, las floridas macollas de Limonium mucronatum y Bubodium imbricatum.

domingo, 16 de octubre de 2016

Naturaleza de Gabón en Radio Euskadi

El pasado 17 de junio y el 12 de octubre se emitieron un par de entrevistas de radio que hice con Roge Blasco, de Radio Euskadi, sobre el viaje a Gabón de 2015.

La primera fue una entrevista corta para "La casa de la palabra” un magazine cultural que ahora, en el nuevo horario, se emite de lunes a viernes  de 00:00 a 01:00 h. La segunda ocasión fue en su programa de viajes  "Levando anclas" que se emite los domingos y festivos entre las 22:00  y las 00:00 h. 

En la segunda entrevista, la de "Levando anclas",  estuvo además Iván Sánchez con quien compartí el viaje, así que fue un relato extendido. Da gusto contar con estos espacios de radio pública abiertos a la cultura y los viajes, y ver el cariño que pone Roge Blasco para que puedas contar las historias con el tiempo suficiente.



Aquí os dejo un par de enlaces a los podcast de los programas con el minutaje de las conversaciones.

Audio Programa “La casa de la palabra” Radio Euskadi

17 de junio 2016
(00:31:03-00:39:14) 

Audio Programa "Levando anclas” Radio Euskadi
12 de octubre 2016

sábado, 8 de octubre de 2016

Eres una bestia Viskovitz (libro)

Eres una bestia Viskovitz
Alessandro Boffa
Editorial Lumen
(Biblioteca de La Rioja DP-48729)

Tras este curioso título se esconde un libro de relatos cortos, surrealista donde los haya. Escrito por un biólogo, tiene historias por momentos desternillantes. El protagonista de todas ellas es Viskovitz, cada vez un animal distinto que condiciona los derroteros por los que discurre el relato. Los secundarios tampoco cambian, al menos de nombre, su amada Ljuba o sus amigos Zucotic, Pretovic y López. 

¿Es un humor para biólogos? quizás sí, aunque cualquier que aprecie la historia natural y el surrealismo puede disfrutarlo. A mí me lo recomendaron amigos biólogos así que, qué más puedo decir, solo dejar aquí el comienzo de una de estas historias para abrir boca.

Estas perdiendo la cabeza, Viskovitz
-¿Cómo era papa?-le pregunté a mi madre.
-Crujiente, un poco salado, rico en fibra.
-Quiero decir antes de comértelo.
-Era un mequetrefe inseguro, angustiado, neurótico, un poco como todos vosotros, los machitos, Visko.
Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mama mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor, sino calorías. Gracias papá, pensé. Sé lo que significaba, para una mantis macho, sacrificarse por su familia.

viernes, 16 de septiembre de 2016

La reserva de los sotos de Alfaro desde el agua 2

Espectantes por las madres. C.M. Aguilar Gómez.
En el cielo de la reserva no solo oímos y vimos águilas calzadas. Al enfilar el tramo que discurre hacia la desembocadura del Alhama, dimos con un nutrido grupo de cormoranes a lo lejos. Habría medio centenar. A lo largo de toda la jornada los iríamos viendo en diferentes lugares.

En invierno la reserva alberga nutridos dormideros de cormoranes que llegan del centro de Europa. Estas aves pueden verse también el resto del año en Ebro, pero a finales del verano empiezan a ser más numerosas. Yo era el primer bando grande que observaba en estas fechas.





Andarríos chico en la orilla. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
A lo largo de las riberas fuimos viendo otras aves, como andarríos chicos y grandes, lavanderas blancas o martines pescadores. También unas cuantas garzas reales, una garceta grande, varias garcetas comunes y hasta un halcón peregrino que nos hizo  varias pasadas de orilla a orilla. Estábamos de suerte. 

Además de las aves que se pueden ver desde un kayak en el Ebro, uno de los atractivos del río es acceder a la tranquilidad de las “madres” y disfrutar de su encanto. Eso siempre está ahí. Las madres son cauces secundarios de poco recorrido que se forman paralelos al río o asociados al reflujo de un meandro.




Orillas del Ebro con bajo nivel. C.M. Aguilar Gómez.
El nivel del agua en verano es muy bajo y a algunos de esos cauces no se puede acceder en esta época. Otros ven reducido su tramo accesible y  funcionan como lagunas temporalmente desconectadas del río. Son los sitios donde se esconden los escasos galápagos autóctonos del Ebro. 

Antes de llegar a la desembocadura del Alhama, accedimos a una madre en la margen derecha. En esos lugares el arbolado te envuelve, se amortiguan los sonidos de fuera y retumban los cantos de las aves. Allí oímos el machacón canto del ruiseñor bastardo, los papamoscas cerrojillos en paso, los risueños verdecillos, el agateador y el seco reclamo de un pico picapinos desde la espesura del soto.



Plataforma-huellero para visones C.M. Aguilar Gómez
El día nos deparó muchos más descubrimientos tanto de fauna y flora autóctona y como de la introducida, que también hay por el Ebro. Aprendimos a identificar las conchas de las 3 náyades autóctonas del Ebro que se ven en La Rioja, las del mejillón cebra y las de la almeja asiática, estas últimas introducidas. 

En las orillas localizamos excrementos de nutrias con restos de cangrejo americano, madrigueras y ramas comidas de los castores introducidos ilegalmente en el Ebro y vimos las plataformas con huelleros para detectar al visón americano. Del visón europeo, la joya de nuestras riberas, solo es posible ver huellas pero no era buena época para detectarlas.




Restos de efímeras Ephoron virgo. C.M. Aguilar Gómez.
En la ribera vimos chopos, álamos blancos, sauces, fresnos, tamarices y olmos. Flotando en las aguas tranquilas Potamogeton sp., Ceratophylum sp., lentejas de agua (Lemna sp) y el helecho neotropical Azolla ficuloides. Y al final del recorrido dimos con restos de efímeras (Ephoron virgo), en las telas de araña, de la irrupción de la última semana de agosto, un espectáculo que se repite todos los años y que ha merecido la atención de National Geographic

El paseo fue buena inmersión en el mundo natural del Ebro. Los asistentes, los organizadores y yo quedamos con buen sabor de boca, así que el próximo verano es probable que la reserva lo oferte de nuevo y yo vuelva a guiarlo.


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