martes, 24 de mayo de 2016

Gabón 2 (2015) El interior de un país selvático

Poblados en el P.N. Waka. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
El 80% del territorio de Gabón está cubierto de selvas, bosques y más bosques tropicales y, la práctica totalidad del país, coincide con la cuenca del río Ogooué. En superficie viene a ser la mitad que España pero con una densidad de población bajísima, apenas un millón y medio de habitantes. Además, buena parte de la población se concentra en un dos ciudades, Libreville en la costa y Franceville en el interior. Entre medio un relieve de sierras boscosas en torno a los mil metros de altitud.  La carretera que vertebra el territorio y une esas dos ciudades recibe el nombre de transgabonesa, pero en realidad es una pista de tierra roja con escaso tráfico. Solo una pequeña parte de la transgabonesa está asfaltada, nosotros la cruzamos en dos días.



Carne de monte en transgabonesa. C.M. Aguilar Gómez
Moverse por el interior de Gabón no es sencillo, al menos en un viaje como el que necesitábamos hacer. Se estima que solo un 10% de las carreteras están asfaltadas por lo que, aún en época seca, es imprescindible un todo terreno. No obstante esto puede cambiar en los próximos años, pues los chinos están asfaltando muchos trayectos como parte de los acuerdos comerciales que tienen con Gabón. Y es que China es ya la nueva potencia “colonial” de África. Lo construyen todo, carreteras, puentes, ministerios, viviendas… a cambio del acceso a los recursos naturales y de poder invadir los mercados locales con sus manofacturas baratas.





Arreglo de carreteras de los chinos. C.M. Aguilar Gómez
Para el viaje de dos semanas por Gabón contamos con un todoterreno “subvencionado”. Alquilarlo nosotros habría sido prohibitivo ya que Gabón tiene un nivel de precios muy elevado a consecuencia de la economía del petróleo. Libreville, su capital, se encuentra entre las diez más caras del mundo. Un contrasentido. Buscando la manera de abaratar el viaje Iván encontró a un empresario guineano, con negocios en Gabón, dispuesto a cedernos un todoterreno de su empresa a cambio de agradecimientos en el libro que iba a escribir de las regiones naturales de África. ¡Vaya suerte creímos tener! y, sin embargo, esto fue un lastre para el viaje y no por el coche sino por el conductor.





"Carretera" por la sierra de Chaillu.  C.M. Aguilar Gómez
La oferta del empresario venía con la obligación de llevar un conductor gabonés al que él pagaba el sueldo y nosotros la manutención. La mentalidad gabonesa de “expolio al turista”, de la que nuestro chófer era firme seguidor, nos agrió el viaje. Así, no conseguimos llegar a todos los sitios que nos propusimos por "discrepancias" con el conductor pero, al menos, logramos recorrer una buena parte del país. Cruzamos el interior hasta Franceville por la carretera transgabonesa y, de regreso, hicimos una pista increíble a través de la sierra de Chaillú. De camino tuvimos ocasión de visitar tres parques nacionales, el de La Lopé, el de Moukalaba-Doudou y el de Waka.




En el P.N. Moukalaba-Doudou logramos ver gorilas de llanura en libertad, aunque fugazmente.  En el parque nacional de Waka estuvimos en un poblado de pigmeos babongos y, en un buen número de sitios, vimos los iracundos elefantes de selva, como en el Baï Moupia o en el P.N. La Lopé. También visitamos la reserva de fauna de Lekedi. Ya en Libreville visitamos el bosque de Monhah y en Franceville tuvimos el placer de conocer a Jean-louis Albert, un francés asentado en el país, que hizo por nuestro viaje más de lo que nunca le podremos agradecer. Todo esto en dos semanas, que no es poco para un viaje independiente y de bajo presupuesto por Gabón.

sábado, 14 de mayo de 2016

Gabón 1 (2015) Viaje a la cuenca del Congo

Bosque galería en P.N. La Lopé. C.M. Aguilar Gómez.
Gabón tiene un patrimonio natural impresionante, una baja densidad de población y goza de una estabilidad política inusual entre los países de la cuenca del Congo. Hace más de una década su presidente, Omar Bongo, fue persuadido por naturalistas y biólogos extranjeros de su privilegiada situación y, de la noche a la mañana, decidió hacer una fuerte apuesta por la conservación de sus bosques. En el año 2002 el país pasó de tener uno solo parque nacional a declarar un total de 13, el equivalente al 10% de su superficie nacional. Un hecho sin precedentes en África. El país, cuyos ingresos dependían del petróleo de su costa, de las concesiones madereras y de las minas de manganeso, apostaba por el ecoturismo.




Gorila de llanura, abundante. C.M. Aguilar Gómez
Hubo un tiempo en que Gabón parecía destinado a convertirse en algo así como la “Costa Rica” del África Central. Un país con parques nacionales, gorilas de llanura, elefantes de selva, estabilidad política y sin apenas violencia. Todo jugaba a su favor. Sin embargo, tras más de una década, el resultado no parece el esperado y apenas ha llegado el ecoturismo que reciben otros países de África como Uganda, Tanzania o Kenia. Solo tres parques nacionales de Gabón han desarrollado alguna infraestructura para su visita y los precios astronómicos de los servicios no se corresponden con su calidad, además en otros países de África hay mucha oferta de muy buen nivel con la que competir. En cuanto al turismo independiente es casi inexistente y lo tiene bastante difícil.




Hojas de Musanga cecropioides. C.M. Aguilar Gómez
Hay que reconocer que las selvas son complicadas de visitar pero los gaboneses no parecen entender lo que busca el turismo de naturaleza. Es una pena porque el potencial es enorme. La falta de interés, de inversiones, el escaso mantenimiento de las instalaciones y cierta mentalidad que hay en el país de “expolio al turista” hacen que una buena idea se haya quedado a medio camino. Esta es la sensación que me quedó del viaje que hice en 2015. Visité Gabón durante dos semanas en el mes julio. Fue en la época seca y lo hice con mi amigo Iván Sánchez al que conocí hace tres años a raíz de la publicación de su libro “De Amazonia a Patagonia. Ecología de las regiones naturales de América del Sur”, una publicación que ya reseñé en este blog.





Hacia a los pigmeos de P.N. Waka. C.M. Aguilar Gómez.
Tras el enciclopédico trabajo de condensar en un libro la naturaleza de Sudamérica, Iván me comunicó que iba a comenzar uno similar sobre las regiones naturales de África. Le llevaría un buen número de años, no había prisa. Un libro sobre un continente no es poca cosa y comienza con la revisión exhaustiva de buena parte de lo publicado sobre las distintas zonas y sus valores naturales. Luego vienen los viajes a cada región, a lo cual me ofrecí de inmediato. Para el capítulo de las selvas tropicales era necesario un viaje a algún país de esa región natural y Gabón fue el elegido. Antes lo intentamos con Guinea Ecuatorial que, por idioma, nos apetecía más pero no conseguimos los visados, así que Gabón fue un plan B.
 




Denso dosel de la selva gabonesa. C.M. Aguilar Gómez.
En general, los países de la región del África Central no son fáciles de visitar. Prácticamente todos han tenido, y algunos siguen teniendo, poca estabilidad política y altos niveles de inseguridad. Gabón, por suerte, no ha tenido ninguno de los sangrantes conflictos de sus vecinos de cuenca como ha sucedido en Congo-Brazzaville, República Democrática del Congo (antiguo Zaire) o República Centroafricana. Así, Gabón parecía el destino ideal para la conocer la región de las selvas ecuatoriales de África, pero tampoco resultó un viaje sencillo.


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